sábado, 5 de mayo de 2007

Cuaderno de Bitácora: "Los Orcos, Primera Parte"

Existen distintas maneras de contar una realidad...

Con colores, sonidos y aromas, que hasta puedan tocarse... O grises, aburridas y opacas, que no digan nada. No obstante, todas son válidas en tanto cumplan un objetivo: informar.

En este Blog nos inclinamos por las primeras. Las que apuestan a describir lo que ocurre en este mundo con humor, ironía, ingenio... Las que nos conmueven íntimamente porque hay algo de ellas que resuena con nosotros, que desafía nuestro conformismo.

El cuento de hoy, de Raúl Menéndez, habla de una de esas tantas realidades con las que convivimos a diario: el trabajo... Y de lo insignificante e indefenso que se siente un hombre ante lo inevitable.

LOS ORCOS - Primera Parte

Mi situación a cambiado, estoy rodeado por un ejército de orcos, los cuales con la amabilidad que los caracteriza han tocado a mi puerta y me anoticiaron la conveniencia de abandonar mi humilde puesto de vigía.

Me quieren bien y por eso creen que ha llegado el momento de disfrutar de mi tiempo. A tal fin, me acercan a modo de obsequio una bolsa provista de gruesas y relucientes monedas acuñadas en el imperio.

Me explican que ésta, sin duda, saciará todas mis necesidades y las de mi familia. Eso sí, me piden que la tome cuanto antes y que por favor me retire en silencio por la puerta de servicio. Nada de comentarios sobre valores obsoletos ni resistencias heroicas.

Todo está en orden.

En este estado de situación, he recurrido a mis compañeros más cercanos. Ellos han alertado a otros. y para mi sorpresa han comenzado a llegar. Vienen de distintos lugares, algunos traen la piel curtida de viejas batallas y para otros es apenas la primera.

Sin embargo, existe en cada uno de nosotros algo en común, algo que muchos intuyen y otros conocen. Es el eterno espíritu de resistencia, ése que le da cuerpo a la dignidad.
Consecuentemente he comunicado a los orcos mi decisión de mantener mi puesto de vigía, agradeciendo la deferencia de poner a mi disposición tamaña ofrenda de genuina gratitud.
Estos han aceptado mi respuesta en buenos términos, con la salvedad que aún mantienen sus ejércitos apostados frente a mi territorio.

De noche veo sus fuegos y escucho sus cantos de guerra.

Vivimos tiempos difíciles. No obstante en la incansable vigilia siempre existe una pausa, la necesaria para compartir experiencias que ayuden a forjar actitudes.

La batalla es inminente. Los orcos están al acecho y dispuestos a todo.

Raúl Menéndez

Continuará...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

aca estan todos locos

Anónimo dijo...

Todos sabemos de orcos donde trabajamos. Hay que plantarse, y recurrir al parate si es necesario. Sin nosotros, los obreros, ningún orco puede hacer lo suyo.

Lilian Bestard
Ibiza - España

Anónimo dijo...

La cuestión Lilian es que por estos lares, se ha trabajado mucho -dictadura mediante - para producir conciencias autómatas.

SAludos.Raúl.