La apuesta le había salido muy cara. Había perdido su puesto docente en la Universidad. Al no pagar la renta por meses, habían botado sus cosas a la calle y hasta Lucy, una bonita administrativa de la universidad con la que él habia intimado en mas de una oportunidad, se negaba rotundamente a atenderlo hacía semanas.
Para más, había dilapidado el último resto de dinero que le quedaba en interminables madrugadas en Starbucks esperando la llegada (nunca concretada) de su rubio pasaporte al éxito profesional. Solo le quedaba su reloj Omega Speed Master, un recuerdo de otra época, cuando su salario como profesor universitario le permitía brindarse algunos pequeños placeres materiales. Por nada del mundo se desharía de él... Lo cuidaría con su vida.
Una noche de setiembre, Micah se dirigía a una estación de servicio Exxon, cuyo baño era lo suficientemente amplio como para pernoctar en él y la vio. Sus ojos se desorbitaron. Era Yenny, junto a la parada de autobuses de la 6ta. y Anderson... Vestía otras ropas... Bastante ajustadas y muy producida. Él se acercó, y le dijo casi sin aliento: "¿Yenny, eres tú?.. Por fin te encontré!".
Se sorprendió de la sonrisa amplia de Yenny, que se acercaba hasta él mientras le decía con sorprendente cariño: "¿... Bueno, aquí estoy, qué quieres que hagamos?" .. A Micah le explotaba el corazón, por un lado por la emoción de concretar su idea de recopilar la historia de esta muchacha, y por otro por cierta excitación generada por las curvas y la piel casi descubierta de las piernas y hombros de Yenny que brillaban en la penumbra de la noche.
Una noche de setiembre, Micah se dirigía a una estación de servicio Exxon, cuyo baño era lo suficientemente amplio como para pernoctar en él y la vio. Sus ojos se desorbitaron. Era Yenny, junto a la parada de autobuses de la 6ta. y Anderson... Vestía otras ropas... Bastante ajustadas y muy producida. Él se acercó, y le dijo casi sin aliento: "¿Yenny, eres tú?.. Por fin te encontré!".
Se sorprendió de la sonrisa amplia de Yenny, que se acercaba hasta él mientras le decía con sorprendente cariño: "¿... Bueno, aquí estoy, qué quieres que hagamos?" .. A Micah le explotaba el corazón, por un lado por la emoción de concretar su idea de recopilar la historia de esta muchacha, y por otro por cierta excitación generada por las curvas y la piel casi descubierta de las piernas y hombros de Yenny que brillaban en la penumbra de la noche.
Llegaron a un callejón casi sin hablar. Yenny se dirigió hacia adentro y se puso contra unos recipientes de desperdicios mientras le decia: "Bueno, bombón vamos a lo nuestro rápido... ¿Por donde quieres que empiece?"
Micah no podía controlar su ansiedad... "Bueno, comiénzame a contar, ¿Dónde fue? ¿Cómo estabas? ¿Qué edad tenías? ¿Qué sentiste?"
Yenny lo miró absorto: "¿Donde fue que?.. ¿Cómo estaba dónde?... ¿De que hablas?"
"¿Cómo de qué hablo?", le dijo Micah con una mezcla de asombro y enojo: "De tu historia. Yo la se bien pero necesito sentirlo de tu boca... Tu no eres Yenny la abducida?"
Yenny lo miró riendose mientras se agachaba frente a él... "¿Yenny la abducida? No!! .. Yenny la que abducía". E inmediatamente llevó su boca a la cremallera del pantalón de Micah quien de a poco sintió una sensación çunica, cercana al placer... Pero vaya a saber porqué motivo, al instante se desvaneció.
El sol que se asomaba por el callejón lo despertó horas después. Se encontró solo, con la ropa desalineada, con el cierre abierto y sin el Omega Speedmaster- Junto a sí encontró una nota que lo devolvió a la vida real: "Mi tarifa son 50 dolares, como no encontré dinero en tus bolsillos cuando te desmayaste, me llevé tu reloj. Espero lo hayas disfrutado.Saludos Yenny..."
Micah se dio cuenta que había tirado su vida buscando a Yenny la abducida... Y el abducido había sido él.
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