sábado, 10 de mayo de 2008

... Y el mar los traerá

Anónimo, en el muelle,
busco el reflejo de la luna.
Entre pescadores, cañas firmes y arrebatadas,
mi línea silente se escurre.
Las pipas,
suspendidas,
laten al calor del silencio.
El viejo acomoda su gorra y tira
el niño limpia los baldes,
la perra coquetea con el abismo.
Y el mar seduce a los hombres
con ofrendas de peces.

Anónimo, desde el fondo,
persigo el reflejo y quedo atrapado
Entre las algas, corales brillantes e indiferentes,
mis agallas heridas se quiebran.
Las aletas sacuden el viento,
la sangre recoge la sal,
la boca expulsa baba
El viejo
me espera
bajo el humo impune de su pipa
el niño raspa mis escamas ardientes
y ríe
la perra juega con mi ojo
al borde del abismo
Y el mar ahoga el grito de las rocas
con cantos de espuma
.

Anónimo, en la superficie,
el reflejo de la luna
se disipa.
Entre las olas,
aves rasantes y asesinas,
la línea tensa avisa.
Mi caña arrastra la corriente
y despierta su ira.
Repta,
sube y baja
con la marea,
lucha,
coletea,
pero mi anzuelo se queda
El viejo corta las agallas
y festeja,
el niño recoge las cañas,
agrupa las cabezas
la perra olfatea el abismo,
se alejan
Y el mar los atormenta
con su grandeza obscena.

Anónimo, sentado al borde del abismo,
recuerdo el reflejo de la luna.
Entre los espectros,
cañas firmes y pipas humeantes,
mi abuelo con su perra y yo
atento con mi balde.
Los arrojo bien lejos
Y el Mar
con su mueca eterna
los trae de nuevo

PABLO E. ARAHUETE